Ley de Etiquetado Frontal: entre la dilatación y el “tratamiento”

Argentina podría convertirse en el próximo país en tener una ley de rotulado frontal de advertencia con sellos negros, como Chile, Perú y México. O podría ser otro más de los países donde triunfan los conflictos de interés y el lobby en detrimento del derecho a la información y a la salud.

La normativa es positiva en todo aspectoGarantiza una ampliación de derechos en materia informativa y alimentaria, y contribuye para poder decidir (con toda los datos sobre la mesa) qué comer y cómo comer lo que se nos ofrece a diario. Con este acceso a la información, el proyecto busca generar cambios en los patrones de producción y de consumo para apuntar hacia una alimentación saludable. “El etiquetado frontal es una válida iniciativa que brinda información rápida al consumidor sobre la composición nutricional, mejorando la selección de alimentos a la hora de hacer compras”, explicó Daniela Farinola, nutricionista especialista en embarazo y lactancia.

En ocasiones paseamos por las góndolas de los supermercados, mientras que la contaminación visual de los productos ofrecidos nos inunda el espectro del sentido y de la vista. Sin embargo, poco conocemos del valor nutritivo de los productos que elegimos llevarnos. Quizás no sepamos que las papas fritas tengan un alto contenido de conservantes artificiales, o que alguna gaseosa supere los niveles normales de ácido fosfórico o de azúcar. Y en consecuencia, problemas como picos de glucemia, acumulación de grasas trans y el aumento del colesterol pueden ser consecuencias de un consumo sin la información adecuada.

Es por ello que el pasado 29 de octubre, y luego de que grupos ambientalistas hayan denunciado la presión de algunas empresas del sector, se le dio media sanción en el Senado al proyecto de Ley de Etiquetado Frontal, con 64 votos afirmativos y 3 votos negativos, emitidos estos últimos por Elías de Pérez, Vega (ambas del bloque de Juntos por el Cambio), y Mirkin (del Frente de Todos). El senador Jorge Taiana celebró en sus redes sociales: “este es un gran paso en el camino de una mejor alimentación, saludable y de calidad. El acceso a la información nutricional es muy importante”.

Es preciso señalar que una alimentación saludable debe leerse en relación directa con la salud ambiental. El modelo extractivista de hiperproducción elabora, día a día, una gran cantidad de productos alimenticios los cuales son destinados a un mercado global de consumo masivo. Para asegurar el stock permanente y la continuidad en góndola, las empresas abusan del uso de conservantes artificiales (entre otros componentes), los cuales pueden producir hasta alteraciones del sistema neurológico, linfático e inmunológico.

“Las grasas trans, por ejemplo, son perjudiciales para el organismo, y su ingesta puede elevar el colesterol malo y hacer descender al bueno. Esto genera problemas en el metabolismo teniendo más riesgo a enfermedades crónicas no transmisibles”, informó Farinola.

La Organización Mundial de la Salud destacó que los conservantes más peligrosos pueden encontrarse cotidianamente en alimentos como cereales, chicles, papas fritas y aceites vegetales. Dos de los más comunes podemos leerlos como E320 o E321, y corresponden al Butilhidroxianisol (BHA) y Hidroxitolueno Butilado (BHT) respectivamente, ambos utilizados para conservar el color y sabor de los alimentos, pero con la contracara de que su excesivo consumo puede alterar el comportamiento celular y devenir en algún tipo de enfermedad cancerígena.

El nitrato de sodio también es muy común en la industria de los conservantes, y suele encontrarse en el envasado de carnes procesadas y pescados. Sus efectos sobre el sistema digestivo son altamente peligrosos. Según un informe de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), se concluyó que “hay evidencia suficiente para confirmar que los componentes son probablemente carcinogénicos en seres humanos”.

En sí, el rotulado frontal tiene el objetivo de modificar patrones de consumo y generar conciencia sobre lo que compramos y comemos. “El cliente podría identificar de forma rápida si el alimento no tiene un buen perfil nutricional”, explicó Farinola. El derecho a saber qué comemos es uno de los puntos clave para avanzar hacia una completa soberanía alimentaria. Como política social, el proyecto contribuye a aumentar el conocimiento sobre el valor nutricional de los alimentos, sus complicaciones y sus puntos fuertes.

Cabe mencionar que desde agosto de 2006, fecha en que entró en vigencia la normativa reguladora del rotulado informativo de los alimentos (Res. Conj. 149/2005 y 150/2005), existe una legislación que permite al consumidor disponer de información certera sobre las propiedades y , los valores tradicionales de los alimentos. El nuevo proyecto del rotulado frontal es un soporte a esta perspectiva.

Entre la dilatación y el debido proceso

Sin embargo, el día 3 de noviembre, Sergio Massa giró el proyecto a 6 comisiones de diputados: la comisión de Legislación General, de Acción Social y Salud Pública, de Defensa al Consumidor, de Industria, de Agricultura y Ganadería y de Economías y Desarrollo Regional. El Presidente de la Cámara de diputados de Argentina afirmó que “los productores azucareros tienen que estar tranquilos porque posee un grupo de diputados que pelean por los intereses de Tucumán, mucho mejor de lo que puede hacer el Gobierno Nacional porque conoce el impacto en la economía regional mejor que nosotros”.

En este sentido, lo que Massa intentó es abrir el debate para un completo tratamiento del proyecto. Aunque es preciso aclarar que es inusual el giro a tantas comisiones. Y muchas son las alarmas que se encendieron por esta cuestión. El lobby no es una novedad cuando los intereses empresarios y ciudadanos se confrontan en las mesas parlamentarias.

Soledad Barruti, periodista y escritora, afirmó en sus redes que “la mafia del azúcar endulzó a Sergio Massa y el jefe de la cámara pasó el proyecto a seis comisiones condenándola a ser tratada de acá a la eternidad”. En el mismo sentido, el periodista Enrique Viale señaló que “cuando un proyecto se lleva a tantas comisiones es para boicotearlas. Los lobbies (Coca Cola y azucareras) en su salsa”. Nora Bär se preguntó en redes si se trata o no de una “estrategia dilatoria para tratar la ley de etiquetado frontal de alimetos”. Algunas agrupaciones ambientalistas acompañaron los reclamos de los recientemente mencionados, y expresaron su repudio en contra del lobby azucarero.

Sin embargo, luego de un tira y afloje de la mesa política, el Boletín Oficial confirmó que el proyecto será tratado solamente por 3 comisiones: Legislación General, Acción Social y Salud Pública y Defensa al Consumidor. Este vaivén comenzó hace unas semanas, cuando en el Senado grupos ambientalistas y sectores vinculados con la salud pública denunciaron que “la industria de bebidas azucaradas logró que el Poder Ejecutivo Nacional presione al Senado, de manera no oficial”.

En la región, Uruguay avanzó en la temática y el etiquetado frontal de alimentos será obligatorio a partir de Febrero de 2021. En la cuenta de Twitter de “Alianza para el Control de Enfermedades No Transmisibles” destacaron que “con más información podemos evitar la diabetes, la hipertensión, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares”.

Cabe recordar que en la región, uno de cada cuatro niños tiene sobrepeso u obesidad. Desde que el etiquetado frontal se implementó en Chile, el consumo de bebidas azucaradas o de alimentos altos en grasas bajó un 30%. “Este proyecto ayudaría notablemente a contrarrestar la epidemia del sobrepeso y la obesidad que va en aumento”, destacó la nutricionista Daniela Farinola.

Por último, es urgente y fundamental para la salud pública y de la ciudadanía contar con una ley de esta índole. La información clara garantiza más derechos, y la eventual sanción de la normativa es un paso más para garantizar el derecho humano a una alimentación saludable. La presión empresarial y la permeabilidad institucional no pueden tener ningún espacio posible. La lucha se da en todos los frentes, y la urgencia prima cuando hay una pandemia en el medio de una crisis también alimentaria. La Ley de Etiquetado Frontal es un necesario, y la sociedad debe saberlo.

Lo ambiental y lo saludable es también político.

Fuente: Radio Gráfica y Fundación Ecourbano