Trekking de una periodista paranaense a donde cayó el avión de “la sociedad de la nieve”

La periodista paranaense Myriam Olego viajó a la cordillera de los Andes para cumplir un nuevo desafío de una práctica que desde hace algunos años para ella es más que una afición.

Realizó la travesía hacia el “Glaciar de las Lágrimas”, el lugar donde se estrelló, en octubre de 1972, el avión que llevaba a los rugbiers uruguayos y cuya historia de supervivencia se ha vuelto a revivir a través de una película candidata al Oscar, éxito en taquilla. Para los aficionados a este tipo de senderismo extremo o para los curiosos, elaboró una crónica donde relata cómo se llega, con tips prácticos y recomendaciones para quienes se aventuren a este encuentro con la naturaleza más cruda. No hay baño ni da para ducharse, dice, pero “lo bueno es que en el sitio hay una vertiente de donde mana el agua permanentemente. La luz de noche es muy tenue: dependen de paneles solares. Pero cuando todo se apaga, el cielo resplandece”.

Seguramente has visto La sociedad de la nieve (España – Estados Unidos, 2023, 144’) la última película que narra la experiencia del equipo de rugby uruguayo cuyo avión se accidentó en la cordillera de los Andes… o has oído hablar de su estreno… y quizá te dieron ganas de hacer la caminata que lleva al glaciar en el que permanecieron durante varios meses, esperando que los rescataran.

Si es así, y en tu cabeza estás empezando a maquinar el proyecto, tengo algunas sugerencias, algunos tips para el camino… O si te parece, ¡también podés vivir tu propia experiencia!

Para llegar al “Glaciar de las Lágrimas” primero hay que pasar por San Rafael, Mendoza, a 950 kilómetros de distancia desde Paraná. Hay que decir que entre la provincia de San Luis hasta llegar a San Rafael hay tramos en que no hay señal de celular. Luego, desde San Rafael, hay que viajar 200 kilómetros para llegar a “El Sosneado”, un paraje en medio de la nada desde donde arranca el itinerario. A “El Sosneado”, se puede ir en auto particular (la ruta está buena) o en colectivo. Allí hay una especie de almacén de ramos generales, donde se puede comer y comprar artesanías y diferentes chucherías. También hay lugar para dejar el auto en caso de que se contrate alguna agencia de turismo aventura para hacer la excursión.

Y aquí vamos a un punto importante: recomendamos la contratación de una empresa o guía de montaña para hacer el trekking hasta el glaciar. Por un lado, el camino para llegar al punto de inicio de la caminata suele estar en mal estado, por lo que lo ideal es ingresar en vehículo 4×4. Y si tenés 4×4, tenés que estar dispuesta o dispuesto a dejarlo a la intemperie durante 3 días en la soledad de la cordillera. Por otro lado, hay que tener en cuenta que hay que cruzar ríos, que suelen crecer mucho hacia el atardecer: si no sos experto montañista, necesitarás ayuda para cruzar porque de lo contario podés terminar muy mal. Por otra parte, no podés confiarte totalmente en el GPS para seguir el sendero en estas zonas: durante el trayecto que pude realizar, nos encontramos con gente que, siguiendo el GPS, había perdido la senda y debió volver a atrás.

Además, si vas por tu cuenta, podrías contratar antes algún tipo de servicio en el campamento “El Barroso” o averiguar al menos qué requerimientos hay para ingresar y armar la carpa allí. La gente del puesto de “El Sosneado” te puede asesorar en este punto. Se debe pagar un permiso de ingreso porque la zona pertenece a una empresa privada; inclusive el “Glaciar de las Lágrimas” tiene dueño: un magnate del sudeste asiático, según nos contó uno de los guías que nos llevó hasta el sitio en que cayó al avión que llevaba a los uruguayos hace más de 50 años.

HACIA EL GLACIAR DE LAS LÁGRIMAS

La caminata dura entre 3 y 4 días, según el itinerario trazado por la empresa o guía contratado. En nuestro caso, estuvimos cuatro días en la cordillera.

La cronista cruzando el río El Barroso a la madrugada, antes de que suba el agua

El primer día, viajamos por un camino de tierra en muy mal estado desde el paraje “El Sosneado” hasta un puesto abandonado de Gendarmería en el límite con Chile, donde armamos las carpas. Hay otras opciones, pero casi siempre implican acampar. Cabe aclarar que en la tapera, al pie del cerro Sosneado, no había baño ni comodidades de ningún tipo. Hasta allí nos llevó en un colectivo 4×4 el responsable del puesto “El Sosneado”, el que está sobre la ruta asfaltada, que también se encargaba de gestionar el campamento El Barroso, a 2.600 metros.

Recién al otro día, a la mañana, iniciamos la caminata propiamente dicha. Arranca y primero hay que cruzar el río Atuel. En nuestro caso, lo cruzamos a caballo porque la corriente estaba brava. Caminamos por el valle del Atuel hasta iniciar el sendero de ascenso. En este trayecto cruzamos el río Rosado caminando, con ayuda, y continuamos hasta el campamento “El Barroso”. Para llegar al lugar, hay que cruzar otro río: El Barroso. Las aguas siempre están muy frías. Esta caminata dura entre 5 y 7 horas, depende de la velocidad de marcha del grupo.

En el campamento, por supuesto, se duerme en carpa: nosotros usamos unas carpas que ya estaban armadas, tipo gazebo, cerradas con lonas a los costados, a las cuales, si hay viento, ingresan las ráfagas con tremendo ímpetu. Este segundo día la noche el aire estuvo dulce, pero el tercer día fue fatal: amanecieron las cumbres nevadas. Otra vez, cabe aclarar: no suele haber baño. En la temporada en que tuve oportunidad de ascender, sólo había un bañito con un inodoro exclusivo para damas, que solía romperse la descarga. El resto, detrás de una piedra. Lo bueno es que en el sitio hay una vertiente de donde mana el agua permanentemente. La luz de noche es muy tenue: dependen de paneles solares. Cuando todo se apaga, el cielo resplandece.

El tercer día se sube al “Glaciar de las Lágrimas” (a 3.600 metros de altura), donde estuvo caído el avión, en una caminata que dura 12 horas. El trayecto es bellísimo, atravesando todo el circo glaciar. El último tramo es muy duro, es un camino de caracol empinadísimo que lleva a un pedrero que hay que atravesar con mil ojos para no tropezar. Donde cayó el avión hay algunas cruces y altares, una rueda, unas chapas y nada más. No se imaginen que quedó el avión, así como se ve en la película. A lo largo de las décadas, la gente se fue llevando trozos el fuselaje hasta no dejar prácticamente nada reconocible como perteneciente a una aeronave. El entorno es impresionante y desolador a la vez.

Mientras cae la tarde, y vamos bajando, los sonidos del hielo quebrándose acompañan toda la caminata.

Esa noche hizo mucho frío, cayó aguanieve, hubo viento, y en el interior del gazebo experimentamos temperaturas cercanas a 0º.

En ese momento se hace sentir el cansancio, porque es muy duro el ascenso hasta el lugar, aunque al llegar uno encuentra una paz al escuchar los sonidos del viento y el agua en la montaña, tratando de imaginar la experiencia de estas personas que no sabían dónde estaban. La desmesura de la cordillera les impidió orientarse: en realidad estaban a 4 o 5 horas de caminata del primer puesto habitado del lado argentino, descendiendo hacia el Este, siguiendo el curso del deshielo del glaciar. Ellos decidieron, en cambio, subir 600 metros más hacia arriba, a lo más alto de la montaña, y descender hacia el otro lado hacia el Oeste, hacia Chile.

Al cuarto día emprendimos la bajada hacia el puesto de Gendarmería, donde nos pasaría a buscar el camioncito del Sosneado. El Atuel esta vez lo cruzamos a pie, con bastante dificultad. Los caballos no llegaron.

DETALLES

En resumen, el primer día se caminan 12 kilómetros en ascenso con un desnivel de 500 metros, más 150 de descenso hasta el lugar del campamento a 2.550 metros de altura, que representan unas 7 horas de caminata. El segundo día se caminan desde el campamento El Barroso 14 kilómetros más hacia arriba hasta llegar al Memorial, donde cayó el avión, a 3.600 metros, en el Glaciar de las Lágrimas; esto lleva entre 10 y 12 horas de caminata, entre el ascenso y el descenso al campamento.

Cruce del río Atuel a caballo, al inicio de la caminata

El costo de la excursión, el trekking, es de 550 dólares aproximadamente. La cabalgata está entre 650 y 820 dólares, dependiendo de la empresa contratada. En general, el trekking incluye transporte desde el paraje “El Sosneado” hasta el lugar donde se arranca a caminar, comidas, alojamiento en carpas, seguro y guías. Por su parte, en general, la cabalgata incluye los caballos, baqueanos, guías, comidas y alojamiento en carpa, mulas para transporte de cargas y seguro. El ascenso a caballo es más caro y da más vértigo, pero si no te imaginás caminado tres días, es una opción a considerar. De todos modos, hay que consultar detalles con la empresa elegida para hacer la excursión.

Algo que me han preguntado y respondo es que no es necesario hacer trámites migratorios. Los restos del fuselaje están en territorio argentino de la montaña; del otro lado está Chile. De los permisos de ingreso se encarga la empresa que uno contrata para subir, porque el recorrido se hace por propiedad privada. Quienes suben por su cuenta, deben averiguar los requerimientos que el particular impone.

TIPS PARA LA MARCHA

Si contratás a un guía o empresa de turismo, seguramente te enviarán una lista con equipo que necesitarás para subir caminando. Importante: aconsejamos enérgicamente seguir todas las instrucciones, cargar todos los elementos, no obviar nada. Enumeramos a continuación algunos:

  • Un par de buenas zapatillas, con suela adecuada para terreno montañoso: si elegís unas botas con punta reforzada, te sugeriría que cuando subas al glaciar, el tercer día, lleves en la mochila un par de zapatillas de buena suela pero con punta blanda, porque la punta dura en la bajada empinada fue el infierno para mí. Llegué a Paraná con las uñas negras en ambos dedos gordos
  • Para cruzar los ríos, llevar un par de zapatillas viejas, con cordones. No se recomiendan ojotas ni crocs, porque te vas al diablo
  • Usar pantalla solar filtro 50 o más. Renovarla cada dos o tres horas. Hay que recordar que se trata un sitio muy diferente de nuestro amado Litoral. Además de que es un lugar seco, un desierto de altura, está miles de metros más sobre el nivel del mar que la playa del Thompson y por eso la radiación es más intensa. Colocar en todas las partes del cuerpo expuestas al sol: rostro, orejas, nuca, brazos, dorso de la mano, piernas si vas en short
  • Conseguirse unas buenas gafas de sol: polarizadas si es posible. La radiación te puede dañar la visión, y si empezás a ver borroso, te bajan
  • Gorro para el sol
  • Pañuelo o cuellito (buff): muy importante para proteger la nuca de las quemaduras solares
  • Básico: varios recipientes para cargar agua. Se carga abajo y la recarga durante el camino dependerá del clima (en la temporada en que subimos, no había dónde cargar agua limpia en la subida)
  • Con respecto al abrigo: obviamente, llevar campera de plumas o campera bien abrigada para bancarse la noche en la altura, pero no abrigarse tanto para caminar: lo ideal es remera de mangas cortas o largas (si sufrís mucho el sol) para subir y meter buzo y campera en la mochila, porque, si no, ni bien arrancás te morís de calor y para sacarte el buzo es un lío. Porque tenés puesta la mochila y es un viaje desabrocharte, sacártela, bajarla, sacarte el buzo, volver a ponerte la mochila, y abrocharla nuevamente
  • Mochila: se suele llevar una mochila grande con riñonera (ajusta a la cintura) donde irán algunas, muy pocas, prendas de recambio. Ropa interior, medias, quizá una remera para cambiarse, abrigo, guantes, algún elemento de higiene y nada más. La mochila pesa cada vez más conforme se va ascendiendo
  • Productos de higiene: las toallitas húmedas son un must para este tipo de caminata. No imaginar que habrá bidet, canillas y / o duchas en el campamento… puede que los haya si se arma algún servicio de lujo, pero nunca está de más prever que el baño puede reducirse a un sitio tras una piedra
  • Toalla sintética: la vas a necesitar para secarte los pies inertes después de cruzar los ríos. No es necesario que sea muy grande. Nadie se baña allá arriba
  • Bolsa de dormir: es sumamente importante no ahorrar en bolsa de dormir. La tercera noche en El Barroso hubo temperaturas rondando el cero, con nevadas en los cerros. Con todo el abrigo puesto, pasé el frío de mi vida en el gazebo con una bolsa tipo –15 °C. Las lonas se levantaban con el viento y entraban las ráfagas heladas (encima me tocó del lado de la entrada). La mayoría de las empresas te dan la opción de alquilar una bolsa abrigada: no lo dudes. Ni se te ocurra ir con la bolsa de camping que usas en el Parque San Martín
  • Bastones: para mí son muy importantes porque ayudan a distribuir el peso durante la caminata. Mis dos bastones de trekking fueron centrales para no caer rodando en la bajada desde el glaciar de las Lágrimas. También se pueden alquilar
  • Linterna frontal: importante ya que se sale a la madrugada el día en que se sube al glaciar. La linterna de mano no te va a servir, porque en las manos llevarás los bastones. Hay que subir cuestas empinadas. Chequear que tenga pilas
  • Entrenamiento: no te largues a hacer la caminata sin entrenar un poquito. Bicicleta en lomadas o caminata con peso (una mochila con riñera, cargando 6 u 8 kilos de peso), fueron para mí un buen entrenamiento para no morir en el intento. Si vas flojo o floja de ejercicio, te pueden empezar a doler las rodillas y la pasarás mal
  • Otros básicos: podés llevar algún analgésico si considerás que lo vas a necesitar (cada uno se conoce) y quizá alguna crema para quemaduras o paspaduras. Cinta de tela o curitas por si te salen ampollas en los pies, porque a veces pasa

Y si te decidís, ¡que lo disfrutes y que salga todo muy bien!

Fotos: Gentileza M.O.

Fuente: Por Myriam Olego, especial para ERA Verde.