La historia de la yarará que se subió a un kayak en el Río Paraná

Sucedió a la altura del balneario La Florida, Rosario, cuando un kayakista ve nadando una víbora.

El joven Alejandro Ponce de León se acerca a verla y sacarle una foto. La víbora que resulta ser una yarará se le acerca rápidamente y se le sube al kayak, para su sorpresa, despertando en él fascinación y adrenalina al mismo tiempo. Le habla, diciéndole que se quede tranquila y que la iba a llevar a la costa. La yarará se enrosca y muestra su cascabeleo amenazante cuando el joven hace el movimiento de remar, por lo que decide hacer un paleo bajo y lento para que la yarará se tranquilice.

Al cabo de un rato la yarará comienza a deslizarse por la cubierta hacia Alejandro y para tranquilidad de él decide bajarse del kayak y seguir su destino nadando.

La Yarará (Bothrops Alternatus) vive en ambientes terrestres y acuáticos, y en épocas de lluvia y creciente del río es común que sean arrastradas por camalotes y tengan que nadar por el río en busca de tierra firme.

Nadar les consume mucha energía por lo que buscan algún lugar para subirse y poder descansar.

No es común que una víbora suba arriba de un kayak, en este caso lo mejor es dejarla descansar y si se acerca a nosotros guiarla al agua con el remo.

Es más probable que tengamos un encuentro similar en tierra firme, por lo que es importante reconocer la especie y si es venenosa.

Y si es una yarará es importante mantener la calma para que no se sienta amenazada, ya que sólo ataca cuando se siente agredida. Quedarnos quietos y alejarnos lentamente es la mejor opción.

Este tipo de actividades al aire libre pueden ser más o menos dañinas según nuestros valores, responsabilidad, conciencia y respeto. Matar a los seres que no nos gusten o que les tengamos miedo es algo totalmente dañino, perjudicial para el medioambiente y sin sentido.

Elijamos no matarlas, informándonos y cuidándonos.

Fuente: @alma.de.rio.kayaks.