Ivan Noble en Parana: Media vida en canciones

Iván Noble sigue de gira con su formato “Al fin solos”, en el que reinterpreta sus clásicos en un formato intimista. en diálogo con el Litoral, revisitó diversos aspectos de sus 25 años de carrera profesional.

Luego de agotar funciones en todo el país, Iván Noble continúa la gira nacional de su nuevo espectáculo titulado “Al fin solos”, en el que hace un recorrido por canciones de todas las épocas en un formato de entrecasa, sólo con su guitarra, así como salen los temas a la Luz.

Varios de sus clásicos (con Caballeros de la Quema y en su etapa solista) serán parte de este nuevo formato de show en el que el cantautor recorrerá canciones de anteayer, ayer y hoy: “Fulanos de Nadie”, “Jueves”, “un minuto”, “Olivia” y “Perdido por perdido” son algunos de los temas a revisitar.

La próxima cita en nuestra zona será en Paraná, en el Auditorio de la UCA (Buenos Aires 239). Las entradas se pueden conseguir en la vecina ciudad en Sneakers (San Martín 753) o con tarjeta de crédito en ivannobleenparana.eventbrite.com.
Las plateas preferenciales (filas 1 a 18) cuestan $ 530. y las restantes (filas 19 a 28) tienen un valor de $ 450.

Empatía

Antes de su arribo, el artista dialogó nuevamente con el Litoral sobre este formato y sus 25 años de carrera profesional: una segunda vida.

—Como se pudo ver en Luz y Fuerza el año pasado, en este formato realmente se genera una química especial: vos te sentás con tu guitarra y un vinito, charlás con el público, es una sensación de estar en un living un poco más grande nomás.

—El show tiene ese espíritu, casi de guitarreada. Lo que pasa en el escenario tiene mucho que ver con lo que pasa abajo con el público, porque el único estímulo es la canción a secas. Cuando uno está con toda la banda, y hay una puesta en escena, luces, volumen, ahí entran en juego otras cosas para la empatía. Pero acá es básicamente la canción; la emoción que logres transmitir abajo es lo que pasa en el show.

—Cuando saliste con los Caballeros, editado por La Iguana Records…

—¡Jo!

—Es como en otra vida… Había una impronta barrial, suburbana, que se identificaba con el público. ¿Cuándo te diste cuenta de que la vida artística te había llevado por otros caminos diferentes a esa imagen que transmitías?

—Yo ahora también me identifico, lo que pasa es que el público cambió porque es más grande. Cuando tenía 26 años tenía público de 18; ahora mi público es de 25, 30 para arriba. Los chicos de 18 están en otra y hacen bien. es el paso del tiempo, y excede por mucho lo musical: uno escribe canciones que supone que se parecen a uno, por eso van cambiando a medida que pasa la vida. Supongo que las canciones que escribo ahora empatizan mucho más fácilmente con alguien más grande.

Lo que sí me alegra (aunque al principio me dio un poco de impresión) es que hay dos generaciones que escuchan algunas de las canciones que hice: son los padres que venían a ver Caballeros y ahora traen a sus hijos. Fue muy patente en los dos shows con Caballeros solistas pasa también, cada vez más. Gente que se saca fotos y me dicen “mi viejo me hizo escucharte”. Primero me dio impresión, pero pienso que lo mejor que le puede pasar a un tipo que hace canciones: que alguna de ellas sean vasos comunicantes entre dos generaciones.

Etapas

—El año pasado hablábamos de la relación que uno va teniendo con lo que escribió en el pasado. ¿Cómo se ve desde tu lado el hecho de que esas canciones son parte de la banda sonora de las vidas de muchas personas?

—Lo veo como una bendición. Este año cumplo 50 años de vida y 25 del primer disco que grabé.

—“Manos vacías”.

—Claro. Así que la mitad de mi vida estuve dedicándome a esto. Que pueda seguir haciéndolo es una bendición: hay mucha gente que empezó y no pudo seguir, muchos que no pudieron empezar, otros que tienen canciones hermosas guardadas en un cajón.

—Qué es lo más terrible, porque no las conocemos.

—Muchos de esos seguramente mejores que yo, o de varios de los que vivimos de esto. Lo agradezco mucho entonces.

—Hace mucho dijiste que cuando comenzaste a “escribir y cantar en una banda es como tomar un barco sin saber adónde va” después descubriste que el barco no iba a ninguna parte, pero tampoco tenías ganas de bajarte porque no te imaginabas haciendo otra cosa. ¿Cómo es la visión de ese viaje hoy?

—Sigue siendo la misma; la diferencia es que ahora sí me imagino haciendo otras cosas: escribiendo, por ejemplo. Saqué a fines del año pasado mi primer libro de relatos, “Como el cangrejo” (lo presento en la Feria del Libro la semana que viene), me imagino ahí: me falta un poco de disciplina, de ser un poco menos cobarde y escribir más seguido.

Claramente no voy a estar otros 25 años arriba de un escenario. No me quita el sueño, no me pasa nada si dentro de diez años no canto más. También tengo esa sensación: de que sigue siendo un viaje placentero, pero también estoy un poco más cansado del viaje. No soy un animal de escenario, que necesita estar arriba todo el tiempo, y un fin de semana sin shows se muere; no me pasa.

—No caminás por las paredes si no tocás.

—No: en realidad me cuesta cada vez más salir de mi casa.

—Lo que sí discontinuaste fue la parte de la actuación en cine y televisión.

—Por suerte hace mucho que no lo hago. Eso fue un recreo. Ahí no tengo ningún tipo de ambición.

—En algún momento fuiste estudiante avanzado de Sociología ¿Qué enseñanzas te dejó, visto desde ahora?

—A esta altura no sé qué me dejó. Cierta mirada crítica, y probablemente algo de formación universitaria. Pero claramente es otra vida, no recuerdo mucho las cosas que leía, así como puntualmente. Fue formación, en su momento, ahora lo veo muy lejano.

—Como decías: 25 años y 25 años, son dos vidas.

—Claro: de verdad es otra vida.

Periplos femeninos

—Revisando “de Wilde a la cima” y “Madero Bovary”, de “Perdido por perdido” hay algo de un Celedonio Flores moderno, o de Discépolo…

—Muchas gracias, ojalá.

—Retratando a estas modelos y vedettes que andan ‘Solas, fané y descangayadas‘. ¿Las viste muy de cerca?

—Hubo un rato de mi vida en que sí. Te agradezco que lo hayas visto, porque un poco era la intención: me acordaba de los tangos como “Muñeca brava”…

—”Mano a mano”, “Margot”, “Esta noche me emborracho”…

—Claro, esos periplos de mujeres deslumbradas por las luces del centro que después terminan como “descolados muebles viejos”. Pero no desde un lugar cruel, es gente que en algún punto me da ternura. Me pregunto cómo serán las vidas, es un poco la intención de esa dos canciones. También estaba un poco cansado de escribir en primera persona y traté de volver un poco a personajes.

—“¿Dónde estuviste toda tu vida? ” ya es una frase tremenda, una síntesis más cruel que otras partes de la letra.

—Sí, pero tiene cariño: está contada como un pibe que le escribe a su primera novia, cuando la ve en la televisión mostrando un Evatest de un futbolista, una cosa así.

Reencuentros

—¿Tenés pensado festejar los 25 años de “Manos vacías”?

—Al menos voy a hacer un par de shows como un repaso, quizás de manera simbólica elija 25 canciones y las toque una atrás de la otra, en sentido cronológico. Como para jugar un rato. Pero después estoy pensando en un disco nuevo, de mitad de año en adelante.

—En un momento empezaste a pensar en volver al formato de single, sacando canciones cada tanto tiempo. ¿La idea ahora es sacar un disco de muchas?

—No sé, también pienso eso. Sin ningún problema sacaría una canción cada tres meses, mucho más que 12 juntas. Vamos a ver, es algo que voy a tener que consensuar con la discográfica; pero si por mí fuera grabaría de a poco, sin apuro. Total la gente ya no escucha discos enteros.

—¿Algo para decirle a la gente de Paraná?

—A Paraná hace mucho tiempo que no voy, tengo cierto cosita: si bien voy seguido a Santa Fe que es cerca, cada ciudad es un mundo, aunque estén a pocos kilómetros. Así que tengo una expectativa: ojalá que vayan al show y se vayan pensando que lo que pasó arriba del escenario garpó el precio de la entrada, que es un poco la filosofía.

Ignacio Andrés Amarillo
iamarillo@ellitoral.com

Publicado en El Litoral Santa Fe