En carne propia: el duro transcurrir de una joven paranaense con coronavirus.

Janet Arosteguy, paranaense, de 33 años, con mucha valentía, cuenta por todo lo que tuvo que pasar, y que aun esta pasando, al contraer covid-19, ella y sus padres. Duro y emotivo relato para que la gente tome conciencia de la enfermedad y para que se sepa por los trastornos por los que debe pasar quien cae en las garras del virus y del protocolo sanitario.

«Hay muchas cosas que aún no les he compartido en estos días, que me han angustiado y generado un montón de sentimientos encontrados: Dudas respecto de todo el sistema de salud, desconfianza de quienes ocupan lugares claves, que dicen buscar y por cierto deben garantizar nuestra salud. El estrés que pasé tratando de conseguir que me hicieran el hisopado porque la neumonía y todo lo demás no apareció de un día para otro. El enojo por las veces que llame al famoso 0800 777 8476, que aparece en todos los medios de comunicación, pidiendo ayuda y asesoramiento porque presentaba algunos síntomas compatibles con covid pero no me dieron una respuesta. La indignación por la falta de compromiso del Ministerio de Salud para que Epidemiología me contactara por presentar síntomas y me pudieran orientar con los pasos a seguir (cosa que nunca sucedió)…»

«Los días fueron pasando y me preocupaba que el cuadro aumentara. El 30 de Julio presenté pérdida de gusto y olfato, insistí en ese 0800 del Ministerio de Salud de la Provincia y la respuesta que me dieron fue que me quedara aislada, que me presentara en el Hospital sólo si presentaba insuficiencia respiratoria.»

«Yo no podía permitir que los días continuaran y quedarme con la duda de si era covid o no… además porque no estaba en mis planes contagiar a alguien y había tenido contacto con mi familia. ¿Saben qué me dijeron? Que sacara turno a mi médico de cabecera, que en todo caso él hiciera el pedido de hisopado y que me lo cubriera mi obra social. ¿Y la emergencia sanitaria? Te la encargo.»

«A todo esto venía gestando una neumonía y ni siquiera me había enterado. Pasaba días con fiebre, otros con tos, con dolor de garganta, con una opresión en el pecho y pensaba que era producto de la preocupación y la angustia.»

«Recién 10 días después, el 6 de agosto, luego de que mamá fuera internada con una neumonía en el Sanatorio La Entrerriana y de que mi papá ingresara internado al Hospital San Martín también con neumonía, ahí logré que me hicieran el test. Me revisaron también y ¡sorpresa! En las placas se evidenciaba una neumonía bilateral. Días duros, de golpes bajos, donde se juega la salud y pareciera que muchos no se enteran o les resbala.»

«Los días siguieron pasando y otras situaciones se fueron suscitando, el domingo 9 de agosto por fin se comunicaron conmigo de Epidemiología, luego de varios pedidos que hice, obvio, por motu propio nada. Me pidieron lista y teléfonos de mis contactos estrechos para solicitar el aislamiento de los mismos. Aún dudo para qué me pidieron, jamás los llamaron. ¿Acaso no desean que se corte la cadena de contagios?»

«Como si la situación fuera poco, sumado al malestar, las dolencias físicas, al aislamiento que no fue sencillo y a las preocupación por saber cómo iban avanzando mis padres, se sumó que no lograba conseguir un CERTIFICADO MÉDICO de que estaba en el Hospital y no en un hotel de vacaciones.
El día lunes 10 Agosto después de decenas de llamados al Hospital San Martín, a mesa de entrada, a internación del primer piso del HSN, a Epidemiología del HSM, al Ministerio de salud (que son de gran inoperancia al punto de que me dijeran que NO tenían el contacto telefónico de Epidemiología para brindarme) una médica de acá, del Hospital de la Baxada (donde sigo aislada) me llamó a la habitación y me halló en crisis, logré expresarle todo lo que venía cargando y me dio una respuesta, me envió un certificado por Whatsapp de que aquí estaba aislada y con un diagnóstico. Un alivio y realmente un regalo de Dios en esa mañana.»

«Cuando salga de acá voy directo al San Martín a buscar un certificado sellado por un profesional porque ahí también estuve internada, no quiero ser, no soy un N.N. Para coronar todo esto anoche dormí con flor de rata en mi habitación, con la cantidad de enfermedades que transmiten…»

«¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Qué está pasando? ¿Quién es responsable? ¿Alguien asume que se equivoca? ¿No saben administrar, gobernar, delegar? ¿Por qué tantas fallas en medio de semejante emergencia sanitaria? ¿Puede existir tanta negligencia en nuestras Instituciones?
Esos días viví tan cerquita la falta de compromiso, de eficacia, de empatía y verdadero amor y servicio en medio de todo este contexto y de estos tiempos tan duros.»

«Hoy escribo porque no quisiera que pasen lo mismo, no se lo deseo a nadie. Muchas personas que han visto mis historias pudieron empezar a conocer más de cerca cómo se vive todo esto, tras que no es fácil, quiénes deberían darte respuestas sólo la hacen más difícil. «

«A quienes sí agradezco es a muchos médicos, enfermeras/os, trabajadores sociales, personal de limpieza de ambos hospitales que han mostrado una calidez humana increíble!!! Que no me dejaron sentirme sola ni un solo día y están de una manera extraordinaria al servicio de cada uno de los pacientes. No me cabe dudas de que voy a extrañar los llamados de cada día, de cada hora, jamás me hicieron faltar algo. A muchos les he contado que no los reconozco con barbijos y con esos kit de bioseguridad pero les aseguro que los imagino con una gran sonrisa porque sus voces así me lo han manifestado.»

«Gracias a Dios estamos bien mamá y yo.. a mi viejo le toca pelearla un poco más pero va avanzando cada día… La única certeza es que Dios jamás me abandona ni abandona a los míos, todo pasará y el sufrimiento será para mucho crecimiento y para volver a mirarnos con los ojos más limpios después de las lágrimas.
¡Cuídense mucho!«