El paceño que creó un gin único, con piel de mandarina

La marca de gin que creó Tomás Jaime se llama Heredero. La fabrica en un local en calle Darwin, en la zona del barrio Tortuguitas, de Paraná. 
Su gin con piel de mandarina, aroma cítrico y un color singularísimo en el mercado de las espirituosas, tiene poco más de un mes desde su lanzamiento oficial, pero una historia de pruebas, errores y ensayos que se remontan a más de tres años atrás, cuando su creador apenas si había alcanzado la mayoría de edad. Herederos ya ha estado en la barra de ShowMatch y se bebe hoy en los bares de moda, en Buenos Aires y Punta del Este.

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Tomás Jaime es de La Paz. Finalizó sus estudios secundarios en 2011, en la Escuela Parroquial de La Paz y resolvió seguir la licenciatura en Administración de Empresas. Para eso se mudó a Buenos Aires. Es frecuente que frente a un nuevo escenario, en otro paisaje que a la vez modifica sus realidades de un modo total, los estudiantes comiencen a buscar y probar habilidades que no se habían desarrollado antes, quizás para no quedar atados el día completo al propósito original. Asoman nuevas curiosidades.
A Tomás se le dio por el gin. “Me gustaba mucho el gin, me gusta tomar gin tonic, de andar en bares en Buenos Aires se me dio esta idea, porque en Argentina hay muy pocos gines, entonces por qué no tener uno entrerriano”.
A un entrerriano también se le puede dar por tener un fernet autóctono, pero de sugerir la idea a materializarla, el camino puede resultar directamente imposible o no pasar más allá de la instancia de la lamparita encendida que algún amigo, más razonable, la rompe de un piedrazo de realidad. Este no fue el caso.

 

“Investigué mucho, es un producto difícil para tener una receta y estandarizarla. Se sabe que parte del enebro, que se destila con enebro y las marcas no te dan las recetas”, dice el creador del Heredero, en diálogo con Entre Ríos Ahora, en la fábrica de calle Darwin, donde se realiza todo el proceso para destilar, macerar y etiquetar las 1500 botellas por mes que planea lanzar al mercado el primer gin en el mundo con piel de mandarina.
Las botellas al estilo barrica tienen origen chileno, el producto característico del gin que es el enebro, es importado de Macedonia –lo eligen por sobre ofertas de India e Italia-; el alcohol se busca al momento de realización porque no es conveniente estoquear en ese caso. Pero hay dos elementos bien autóctonos: el agua de la ciudad “que es muy buena” dice Tomás –aunque lleva, claro, un proceso de destilación- y las mandarinas, que vienen de quintas, generalmente, de Concordia.
 “Cada marca tiene su propia receta. Cada gin es un mundo aparte. Eso es lo bueno, a su vez, porque cada etiqueta tiene su historia atrás, esa es la tendencia”. La de Heredero dice que se trata de “un producto único inspirado por la naturaleza de la Mesopotamia…Es un Gin de pequeña producción artesanal que heredó un carácter cítrico de atrapante sabor y aroma a mandarinas naturales de su tierra”.
La idea es que Heredero es heredero de la tierra. De su tierra.
 
Pero volvamos a Tomás Jaime, estudiando en Buenos Aires Administración de Empresas y probando las características de los diferentes gin del mundo, con la idea latente de hacer uno propio y con carácter entrerriano.
 “Fui a comprar un libro de finanzas en Buenos Aires, creo que era una librería del Ateneo, en Palermo. Me acuerdo porque en vez de volver con lo que buscaba, volví con un libro de gin tonic”, cuenta.
Luego de un período largo de investigación, se decidió y compró un alambique de cobre pequeño.
 

Empezó a probar. “A lo primero no me salía bien, probaba diferentes recetas, teniendo el cítrico como característica, probé con pomelo, naranja, limón, hasta que empecé a investigar por qué no usar la piel de mandarina”.

 

Cerca del eureka, Tomás analizaba que la mandarina era un producto muy innovador, aunque era difícil, como dice él, “dar en el clavo”. Sus amigos fueron los principales afectados y beneficiarios de sus pruebas. Hubo momentos de frustración y desaliento, para volver a intentar en ensayos que necesitaban de, por lo menos, un mes para conocer el resultado final. Si había funcionado o no el nuevo intento.
La investigación comenzó hace más de tres años y medio. El día del punto justo lo consiguió hace poco más de un año. “El proceso entero para hacer el gin lleva aproximadamente un mes. Lo hacemos con mandarina natural, lo que le da el color súper innovador en lo que es la industria. Hay pocos gin con color, este es uno de ellos y se logra con la piel de la mandarina. En el sabor es el sabor del gin, pero no seco y fuerte, sino más amable y con aroma cítrico”, detalla.
En los comienzos, Tomás producía unas 100 botellas y las distribuía en bares de Buenos Aires, en diálogo con los bartenders que recibían la novedad con propuestas de tragos y recomendaciones para los clientes. Funcionaba el gin.
Poco tiempo después se asoció con su primo Pablo Márquez para establecer la fábrica y empezar la producción formal de Herederos.

La botella ya se consigue en Distribuidora Garay, en los bares Ortiz y Pasaje 501.
En góndola, su costo oscila entre los 400 y 450 pesos. En un gin premiun con vocación de producto de exportación. De hecho ya se encuentra en algunos bares de Punta del Este sumamente conocidos, como el caso de Moby Dick. En Buenos Aires, por el trabajo realizado por Tomás en relación con bartenders, tiene una llegada mayor y se calcula que está en más de 40 bares.

“Nuestra recomendación es que Herederos se prepare con tónica y se sirva al público con cáscara de naranja. Pero los bartenders hacen sus propias creaciones y está bien que así sea”.
En su poquito tiempo de vida, Herederos ya ha estado en la barra del programa ShowMatch de Marcelo Tinelli y en propuestas tan disímiles como el programa de Pico Mónaco, Con amigos así, en KZO o Cuestión de Peso, por El Trece. También han participado en eventos encabezados por la reconocida cocinera Narda Lepes.
En estos días, sin ir más lejos, la marca va a estar en el Espacio Clarín, en Mar del Plata, junto a la oferta de productos entrerrianos que se van a promocionar en ese marco.

“Me imaginaba que esto iba a pasar y creo que va a seguir creciendo el proyecto. Nunca lo pensé para hacerme millonario, estudio administración y tengo un poco la cabeza metida en eso. Siempre estuve convencido de que iba a andar y se le ha puesto muchas ganas. Tenemos varias ideas de hacer otros productos destilados, pero hoy en día estamos abocado 100% al gin”, reconoce Tomás, aunque se imagina en su cabeza otros productos que puedan combinar con éxito la universalidad de una bebida blanca y el rasgo autóctono de los productos regionales.
Tal cual lo pudo hacer con Herederos.

Fuente: Redacción Entre Ríos Ahora