120 años de la esquina mas emblemática de Paraná
Un día como hoy, 27 de Julio, pero de 1901, se inauguraba uno de los edificios mas refinados de la ciudad. En la esquina de San Martin y Urquiza se inauguraba el Hotel Cransac, posteriormente Hotel Plaza y el bar mas emblemático de Paraná: El Flamingo. Sus 10 mejores fotos históricas
La propiedad ubicada en Urquiza y San Martín, el característico punto denominado como centro urbano social de Paraná, era propiedad de la familia Larramendi, en los orígenes de la capital provincial, en el siglo XVIII, cuando el pequeño poblado comenzaba a formarse alrededor de la Plaza 1º de Mayo.
Con el paso del tiempo, funcionaron oficinas públicas y diferentes comercios, como bar y hospedaje y el Casino Americano, que a poco de instalarse sufrió un incendio a mediados de 1880, que incluso afectó a edificios aledaños.
En 1900, Pablo Cransac firmó un contrato de alquiler con la entonces propietaria, Magdalena Otaño viuda de Ezpeleta, para construir un complejo hotelero.
El 27 de julio de 1901 quedó habilitado el edificio compuesto por dos pisos y planta baja, totalmente alumbrado con luz eléctrica, que contaba con 44 habitaciones, departamentos para familias y baños fríos y calientes.
Dos meses antes ya había abierto el bar, montado al estilo de los mejores de Buenos Aires, con un surtido muy especial de vinos y champán importados directamente de Europa.
Ese lugar, como lo describe el periodista Jorge Riani, es «Donde se hospeda la historia, donde la fragancia de la sustancia estimulante y torrada es el único elemento que sobrevive, en un punto donde la vida urbana discurrió con toda intensidad.»
En la década del 30 mutó su posesión y denominación a Plaza Hotel y ya en el siglo XXI, se transformó en el actual centro comercial Flamingo Plaza Mall. Pese a los cambios, su hálito está presente físicamente en su fachada preservada y en el subsuelo, de techos abovedados. Y más difuso, en la memoria colectiva, a través de testimonios pasados de generación en generación en forma oral, como aquel que recuerda que allí se hospedó Carlos Gardel, en su visita a Paraná en 1933.
Cuentan que El Zorzal Criollo, El Morocho del Abasto o el Jilguero de Balvanera como también se lo conocía se asomó al balcón del legendario hotel y deleitó a la multitudinaria y ansiosa muchedumbre que poblaba la plaza. Muchachos, no me da la voz, dicen que dijo para disculparse y no improvisar más temas. Sin embargo, su voz había sido un trueno que había quebrado el habitual sosiego capitalino.
El edificio historico y mas precisamente lo que fue el Hotel Cransac forma parte de lo que podría denominarse la galería de la fama de los hoteles más lujosos, representativos y característicos del país, de las primeras décadas del siglo pasado, que eran visitados por las personalidades más importantes.
El valor de su estampa expuesta para coleccionistas no es escandaloso, ni tampoco ridículo. En la web, la vetusta postal se cotiza a 31 pesos, cuatro pesos menos que otro establecimiento hotelero famoso a nivel mundial: el Edén Hotel de La Falda, hoy en ruinas, y asociado a la presencia nazi en Argentina. Y es ocho pesos más cara que el Hotel del Inca en Mendoza, devastado por un alud en los 60 y hoy conservado lo que quedó, para excursiones turísticas hacia el paso a Santiago de Chile por el Cristo Redentor.