Adiós al mito: Derrumbaron la casa embrujada de Tezanos Pintos
Solo una pequeña arcada quedo en pie de la famosa «casa embrujada» de Tezanos Pintos donde decían que habitaba el espíritu de Eloisa Moritan.
Contaba la leyenda que, a finales del siglo XIX, un hombre de familia adinerada y de apellido Tezanos Pinto era propietario de la antigua casona. Junto a él, vivía su joven esposa llamada Eloísa Moritán. La historia narra que la mujer comenzó a padecer trastornos de salud mental, algo muy mal visto para la época. Y que estos empeoraron con el tiempo, a punto tal de que el hombre la encerró en un altillo para esconderla de la sociedad.
Luego, Eloísa falleció y el cadáver fue enterrado en secreto cerca de la propiedad. Si bien esta sería la versión oficial y sostenida por los locales, también hay un lado B con otro canto. Por un lado, están quienes aseguraban que el espíritu de Moritán deambulaba por el lugar. Y, por otro, se habla de un tesoro escondido en los alrededores. Esto último generó que se cometieran muchos actos de vandalismo en el terreno en busca de encontrar alguna riqueza.
Las experiencias vividas cerca de las paredes que quedaban en pie son tan diversas como una paleta de colores. Se dice que las luces de los vehículos se prendían y apagaban solas cuando se estaba ahí. Que se escuchaban gritos o se percibía una energía extraña e inexplicable. Existen fotos de visitantes que intentaban certificar la presencia de fantasmas. Y, finalmente, hay testimonios que afirmaban con decepción que no pasa absolutamente nada.
Lo sucedido seguirá manteniéndose como un misterio. Los curiosos ya no podrán acercarse al terreno y comprobarlo por ellos mismos. Los escépticos dirán que se trato de algo ridículo y sin sentido.
Ahora, los vecinos del pueblo pueden quitarse el estigma de encima y ser reconocidos por algo más que «la ciudad de la casa embrujada» que se hizo hasta noticia nacional a través de un documental realizado hace un tiempo por TN.
Las ultimas fotos antes de terminar de derrumbar la casa
Datos históricos por Florencia Duré
